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Aula de infantil. Barcelona, 2007, n. 36, marzo-abril ; p. 28-29
Resumen
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Se presentan una serie de pautas que pueden seguir las familias para favorecer un espacio compartido y agradable hasta que los niños concilien el sueño. Acompañar a un niño a dormir no se diferencia mucho de cómo lo sentimos los adultos. Hay una forma de ser y estar que implica comprensión, aceptación y respeto por el otro. Cuando una persona tiene la tarea de dormir a un niño y siente una presión puede tener más dificultades ya que el niño va a notar la falta de deseo. Por ello es importante saber cómo situarse ante el niño a la hora de acompañarle a dormir.